La paz en El Mozote

Se respira una paz extraña en El Mozote; como si en algún momento fuera a estallar la gran tormenta. Pero hace sol, sus escasos vecinos slaudan y los niños regresan de la escuelita mirando con curiosidad a la forastera.

La paz de El Mozote es como la paz que había en Srebrenica. Aquí también, al igual que en el pueblito de montaña bosnio, alquien decidió exterminar a la población.

Un 11 de diciembre, el ejercito salvadoreño, entrenado por los americanos, sospechaba que los habitantes de El Mozote proveían de víveres a la guerrilla. Los juntaron a todos en la pequña plaza y los separaron en tres grupos: hombres, mujeres y niños. A los primeros los fusilaron de inmediato. A las mujeres, como en todas las guerras, las violaron, torturaron y asesinaron. A los niños los encerraron en la iglesia y le pegaron fueron. Pero algunos sobrevivieron y acabaron con ellos con las bayonetas de los fusiles, para no gastar balas.

Sólo sobrevivió una mujer: Doña Rufina Amaya. Ella denunció la masacre de El Mozote.

Era diciembre de 1982 y España todavía vivía la resaca del mundial. Diez años más tarde, en plena euforia olímpica, se firmaban los acuerdos de paz.

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