La veo pasar una primera vez… con su vestido de colores y su pañuelo en la cabeza… camina distraída, jugando con la cuerda que limita el acceso. Es una niña más con una carita encantadora… Diez minutos más tarde vuelve a aparecer. Esta vez ha crecido, ha madurado, casi una mamá en miniatura. Carga al que supongo es su hermano y sonríe, me imagino que le parece divertido. Todas hemos jugado con muñecas alguna vez. Ella juega con una de verdad.
Las mujeres y niñas realizan todos los trabajos en los campos de refugiados y desplazados: se ocupan de la “casa”, transportan el agua, pastorean al pequeño ganado, se hacen cargo de algún negocio que puedan tener, cuidan de niños y mayores… Los hombres, los pocos que hay, se dedican a debatir y organizar; pero son ellas quienes sacan el día a día adelante.
No sé quien dijo que África mejoraría si estuviera dirigida por mujeres…
Seguiremos informando…