viernes, 27 de marzo de 2009

El sastre de Panamá

La cita es en el bar de uno de los hoteles de lujo de la capital. Él, traje-chaqueta de diseño y zapatos impecables en un país en el que el polvo lo cubre todo. Ella, sandalias cochambrosas e indumentaria poco acorde con el lujo excesivo del local. Tras las presentaciones iniciales y las preguntas de cortesía, ella va directa al grano.

¿Cuál sería la posición de la institución que representa ante un eventual cierre de las fronteras?¿Ante un ataque rebelde? ¿Una degradación de la seguridad?

Se revuelve en el sofá de piel antes de empezar su discurso… la situación es complicada… nuestro compromiso con el país y los civiles… a nivel institucional nuestra posición… en mi puesto no podría aventurarme… somos conscientes… Ella se levanta y coge su bolso.

“Mire usted, yo no he venido aquí a pagar 4000 francos (6 euros!) por una coca-cola. Así que si ésta es toda la información que me puede facilitar, que tenga usted un buen día.”

“Está siendo usted muy poco diplomática.”

“Es cierto, pero es que el diplomático es usted, yo trabajo en una ONG… a la que ustedes han prometido información clara y precisa sobre la situación del país para ser exactos.”

Ella vuelve a sentarse al ver su gesto de reconciliación. Y él pasa a detallar el posicionamiento de sus superiores nacionales e internacionales, posibles planes de contingencia, gestiones a realizar por la comunidad humanitaria…

Se acerca un segundo hombre trajeado.

“Mi colega es el encargado de seguridad de la embajada X.”

“Encantada, soy Y.”

“Lo sé… y también sé que parece usted tener cierta inclinación por los países musulmanes y los lideres izquierdosos… Bosnia, Kosovo, Marruecos, Argelia… está usted contenta con la victoria de los guerrilleros salvadoreños?”

“Me alegra saber que tienen ustedes una buena conexión a Internet. No es tan difícil conseguir esa información.”

“Su piso sin contrato en su ciudad de origen no aparece en Internet.”

“Bien… ahora que ustedes ya saben mi talla de ropa interior, me imagino que también sabrán cuándo, cómo y dónde van a atacar los rebeldes.”

“¿Nadie le ha dicho todavía que es usted muy poco diplomática?”

“Sin ir más lejos… su colega hace una media hora…”

Intercambio de miradas. Afloja la cuerda y empieza a facilitar información a media voz. Un eventual ataque por el sur en colaboración con los rebeldes del país colindantes, una posible rebelión interna en el ejército nacional, un supuesto intento de asesinato, un hipotético enfrentamiento con la comunidad internacional… la lista era larga y las teorías conspirativas variadas.

Llamada telefónica… susurros… “Nos disculpará pero debemos irnos.”

Salen a calle, donde les espera un coche con los vidrios tintados. Ella decide acabar su coca-cola helada en el bar. Se percata de que han dejado un billete de los grandes para pagar las consumiciones, sin preocuparse por el cambio.

“Ummm… podría pedir un gin-tonic a cargo de mis amigos Men-in-black… aunque seguramente acabarían enterándose y lo añadirían a mis lista de pecados”, piensa ella.

Desde el otro lado del bar, otro hombre de negro la saluda… efectivamente, acabarían enterándose…

Seguiremos informando…

PD: Este es un relato ficticio y todo parecido con la realidad en pura coincidencia…

3 comentarios:

idoia Ruiz Orrio dijo...

¡al igual!

The Father Of dijo...

Comandante:...aunque has estado en esos países que te han recordado, no sé si has llegado a ver la película, por ejemplo: "Missing" con Jack Lemon. Algo parecido a "Bajo el fuego", que sí que has visto.....¡cuidadín,cuidadín!.....Estos están por todas partes....

Nadia dijo...

Mmmmmm...la cosa se pone "complicada"? Take care!