… y esta vez parece que va en serio… Llevo una semana en Chad, donde estaré durante un año trabajando como responsable de comunicación de una ONG. En este tiempo no han pasado muchas cosas y ha pasado de todo. Para empezar no tenía intención de seguir con el blog, ya que se supone que en breve empezaré a escribir para un blog de un diario. Pero me he dado cuenta que ese blog más oficial habrá muchas cosas que no podré explicar… todas esas tonterías que cada día me hacen reir o las dificultades que me hacen aflojar los ánimos. Puede que tampoco sea el blog que fue mientras hacía los viajes, pero es que este es un viaje es especial, más largo, más profesional y de momento no sé hacia donde me va a llevar; aunque tengo el presentimiento de que será algo bueno...
Mi base está en Abéché, la que se supone es una de las tres ciudades más importantes del Chad; aunque hay que borrar de la mente cualquier referencia a una ciudad occidental. Las carreteras son de tierra, las casa son bajas y de piedra, no hay servicios mínimos de luz o agua y cada esquina es un nuevo punto de sorpresas.
Debido a la situación de conflicto subyacente que vive el país, tenemos normas de seguridad muy estrictas. Esto se traduce en no poder andar por la calle, ir de la casa a la oficina en el coche de la organización, siempre conducido por un chófer local, estar comunicado las 24 horas al día por móvil, relacionarse sólo lo indispensable con los militares (tanto nacionales como internacionales) y sobretodo… el toque de queda.
Hasta ahora el toque de queda me sonaba a película de indios… ahora es parte de esta nueva rutina. Si no hay ninguna situación excepcional, mi organización tiene el toque de queda a las 9 de la noche. Eso implica que todos tenemos que estar en casa a esa hora y ya no se puede salir. Otras veces, como nos ha pasado estos dos últimos días, el toque de queda se adelanta. En este caso, el presidente del país ha venido a la ciudad, acompañado por todo un séquito de militares, ministros y demás… así que por seguridad a las 6 de la tarde ya teníamos que estar en casa…
Teniendo en cuenta que hay cortes de luz y que a partir de las 10 de la noche no tenemos electricidad… las actividades se reducen considerablemente. Pero los humanitarios, que tenemos recursos para todo, siempre encontramos una solución. Ayer, para ahuyentar el aburrimiento y el decaimiento que querían venir a visitarme, me puse los cascos y estuve bailando yo sola en mi habitación… De momento nadie ha considerado que sea una locura… supongo que está en la línea de las circunstancias.
Seguiremos informando…
Mi base está en Abéché, la que se supone es una de las tres ciudades más importantes del Chad; aunque hay que borrar de la mente cualquier referencia a una ciudad occidental. Las carreteras son de tierra, las casa son bajas y de piedra, no hay servicios mínimos de luz o agua y cada esquina es un nuevo punto de sorpresas.
Debido a la situación de conflicto subyacente que vive el país, tenemos normas de seguridad muy estrictas. Esto se traduce en no poder andar por la calle, ir de la casa a la oficina en el coche de la organización, siempre conducido por un chófer local, estar comunicado las 24 horas al día por móvil, relacionarse sólo lo indispensable con los militares (tanto nacionales como internacionales) y sobretodo… el toque de queda.
Hasta ahora el toque de queda me sonaba a película de indios… ahora es parte de esta nueva rutina. Si no hay ninguna situación excepcional, mi organización tiene el toque de queda a las 9 de la noche. Eso implica que todos tenemos que estar en casa a esa hora y ya no se puede salir. Otras veces, como nos ha pasado estos dos últimos días, el toque de queda se adelanta. En este caso, el presidente del país ha venido a la ciudad, acompañado por todo un séquito de militares, ministros y demás… así que por seguridad a las 6 de la tarde ya teníamos que estar en casa…
Teniendo en cuenta que hay cortes de luz y que a partir de las 10 de la noche no tenemos electricidad… las actividades se reducen considerablemente. Pero los humanitarios, que tenemos recursos para todo, siempre encontramos una solución. Ayer, para ahuyentar el aburrimiento y el decaimiento que querían venir a visitarme, me puse los cascos y estuve bailando yo sola en mi habitación… De momento nadie ha considerado que sea una locura… supongo que está en la línea de las circunstancias.
Seguiremos informando…